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Día 342 (08-01-2014) «esa es una altanera…»

Nunca he sido de las que se calla, no a menos que la razón la tenga la otra persona… no a menos que haya una lección que aprendo mientras alguien más me la muestra… y me la muestra con respeto.

Así he pasado mi vida… y es verdad, he tenido problemas por no callarme… pero a pesar de cualquier castigo que me haya ganado por hacer respetar la persona que soy… he sentido orgullo, porque no he dejado que nadie me falte el respeto, con las consecuencias que eso signifique.

Si eso es ser altanera… lo soy… lo soy y con ORGULLO! porque prefiero decir las cosas de frente, prefiero que me digan que soy la médico rural que odia su rural porque solamente se queja (ya me pasó antes), que digan que soy exigente… prefiero eso a bajar la cabeza y sentarme a contar los días que faltan para terminar el año rural.

Porque eso es lo que pasa usualmente en la rural o en el internado… la mayoría se callan porque tienen miedo, porque no quieren problemas, porque callarse es más cómodo.

Recuerdo que en el internado, si tenía la oportunidad de compartir las horas con externos, les decía «si les dicen vagos o irresponsables… lo más probable es que lo sean… pero JAMÁS dejen que les falten el respeto y se vayan en contra de la persona que son, no lo permitan nunca».

Hoy me enteré que según la jefa, soy una altanera, y que desea que ya me vaya. Escuchar eso, es como si te metieran un puñete en el abdomen, te paralizaran el diafragma y no puedas respirar. Cuesta mucho asimilar eso… después de todo lo construido, después de 341 días haciendo de mi rural una gran oportunidad y una gran historia.

Altanera porque no me dejo gritar de ella o faltar el respeto cuando camina por los pasillos quitándoles la paz a todos? o porque le refuto cuando dice que Patután es tierra de nadie o porque cuando llegó al subcentro y nos dijo que ni los baños del mercado están tan sucios como los nuestros… puede ser…

Pero… ¿así se califica ahora a quienes trabajamos por la salud pública de este país?, porque también se nos califica por el número de informes y de pacientes atendidos… y por los reportes mensuales del biométrico.

Lloré lo suficiente esta tarde después de enterarme de eso… lloré de enojo o de desconsuelo… qué se yo! pero lloré, lloré por los que vienen detrás mío, con la ilusión de hacer algo en su rural… y que de repente se encuentren con gritos, acosos, comentarios… ¿qué será de esa ilusión? ¿qué será de ellos?…

Inspirar miedo no es lo mismo que inspirar respeto… así que si no logras lo segundo, cómo aspiras a que tu equipo de trabajo genere buenos resultados, si lo único que esperan es que sean las cuatro treinta de la tarde para salir corriendo y dejar de sentir la poca paz que tienen a su alrededor… recuperar las energías y volver al siguiente día a lo mismo de siempre.

Qué triste! qué decepcionante trabajar así… y no sufro por mi, porque me falta una semana para salir, sufro por los que se quedan o por los que vienen…

Y a pesar del dolor y la tristeza… siento orgullo! orgullo de ser la altanera que le rompe los esquemas, que le muestra que no todo está bien… la altanera que escribe #ruraleando intentando cambiar una realidad de varios años atrás… mientras ella escribe memos para todos.

Día 341 (07-01-2014) mi primer año como médico

Tantos años soñando con ser médico… y hoy es el primero que cumplo como doctora.

Siento una felicidad! tanta ilusión por los días que vendrán! de verdad que festejo más este año cumplido que cuando cumplí 29 años de vida.

Me cuesta no imaginar lo que vendrá, las metas que me he establecido ya como médico, pienso en el posgrado, en estudiar, en entrar a Médicos Sin Fronteras… en seguir escalando, en hacer los sueños realidad…

Soy doctora! y soy FELIZ!!! Y dentro de esa felicidad, he podido festejar este día, Don Andrés y Anita me brindaron una copa de piña colada para celebrar este día tan importante para mi.

Hoy he empezado oficialmente mi trabajo haciendo informes de fin de rural. Recoger datos estadísticos, informes previos… empezar a escribir.

Al final de la jornada, ya sin pacientes empezamos a conversar con Paola, que es nueva en la medicatura rural… ella había escuchado mi intervención en el sorteo de plazas rurales, cuando hablé sobre ruraleando.

¿Cómo va ese #ruraleando? me preguntó… y empecé a hablar con la misma pasión que hablo con todos sobre este año vivido, sobre este blog… sobre lo aprendido, lo logrado.

Poco a poco empezamos a compartir experiencias, que ya no solamente eran de la rural sino del internado, de cosas que pasen pero que nadie se entera, porque no las decimos, porque nos callamos… así concluimos que no deberíamos callarnos… y en realidad creo que #ruraleando es un producto de ese NO silencio. Siento tanta ilusión que los nuevos médicos rurales empezaran a escribir sobre aquellas historias que viven que tendrían que denunciarse, como por ejemplo aquella colega que cuenta que sus jefes le han dicho que si quiere irse a congresos, tiene que sacar esos días como cargo vacaciones, cuando en realidad en nuestro contrato está establecido nuestro derecho a capacitación en dos congresos de 3 días cada uno o un congreso de 6 días. Pero, si nadie reclama eso… cómo es posible que los duros del ministerio de enteren?

Hemos hablado de mi salida, así que hasta han propuesto hacer una fiesta de despedida para Amparito y para mí… que somos las que concluimos la rural. Creo que será una gran oportunidad, para seguir compartiendo… así sea por los pocos días que nos quedan juntas.

Día 337 (03-01-2014) la persecución de los pacientes

Que alegría siento cuando las pacientes me persiguen para preguntarme si es mi semana de atención, porque quieren que examine a sus pequeños… no dejan ni que coloque mis cosas en un escritorio y ya empiezan las preguntas… «cuándo se va?, no se vaya! quédese aquí!, ojalá me toque el turno con usted».

Once meses me han permitido ganarme un pedacito de todo el cariño de las personas que llegan al subcentro en busca de ayuda… con unas tengo más confianza que con otras… por eso a unas me las abrazo y les hago bromas… les pregunto cómo van? si se han portado bien…

Duele pensar en que llegará ese día en el que esos abrazos ya no se podrán dar… que ya no cruzaré las puertas mientras mis loquillas pacientes me preguntan cosas… ya no cruzaré la calle para que Génesis corra hacia mis brazos y pueda cargarla.

… pero ahí definitivamente he dejado gran parte de mi vida… y eso es hermoso! es hermoso sentir que me he dejado mucho ahí.

Así que a seguir aprovechando estos días con aquellos que se han convertido en parte de mis compañeros de ruta.

Día 336 (02-01-2014) viviendo intensamente los últimos días

Hoy parecía lunes, no solamente por las energías un tanto bajas, sino por la cantidad de pacientes que llegaron a Patután.

Se sentía el cansancio en todo el personal… sin embargo es notable también la buena energía que se siente.

Hoy Pauli volvió de sus vacaciones, ahora tengo a mi compinche de nuevo!

Los días siguen pasando… y el final se acerca… así que pienso disfrutar cada día… intensamente

Día 334 (31-12-2013) 2013, el MEJOR año de mi vida

Hace un año, sospeché que a lo mejor este 2013 podía ser un gran año, mi sospecha se fundamentaba en que el 13 es mi número favorito… así que talvez ese número podría regalarme algo de alegría…

Así empecé el 2013

«Esta va por todos aquellos sueños… Que se encienden igual que las luces que indican un nuevo año»

Lo que vendría después, sería incluso más de lo que imaginé que podría vivir en un año:

!Terminé la tesis!, la diserté el 7 de enero… ya así haría uno de mis sueños realidad, me convertí en médico, después de años de reír y llorar, después de pasar ciclos y perder otros… pero ahí estaba, firmando el acta de grado, porque siempre creí que era posible, porque siempre he creído que los sueños dejan de ser sueños cuando uno trabaja para hacerlos realidad.

En febrero inicié aquel año con el que había soñado, mi año de medicatura rural, me fui lejos de casa, a Latacunga, una ciudad fría, desconocida… pero con una meta por cumplir, vivir la medicatura rural al 100%, así fue como nació este blog en el que escribo sobre el último día del año.

En marzo sería la incorporación como oficial médico de la patria… se me ocurrió la gran idea de en lugar de lucir el típico vestido, usar una camiseta que diga «future doctor» porque ya no era futura doctora, ese día YA era doctora. Una doctora FELIZ!

camisetazo de grado

La vida seguiría sorprendiéndome, pero la mayor parte del tiempo, lejos de casa… y no porque «nadie es profeta en su tierra», sino porque creo que donde quiera que uno vaya, siempre hay que dejar una huella… y eso he hecho, lo digo con mucho orgullo pero sobre todo con humildad.

La mayor culpa de esta indescriptible felicidad que he venido sintiendo tiene un nombre: #ruraleando, que empezó siendo un diario de una médico rural… y se convirtió en la oportunidad para expresar alegrías, tristezas, injusticias, impotencias… poco a poco se ganó un espacio en la web y sobre todo en la vida de muchas personas, colegas y otros que sin ser colegas se sintieron identificados con muchas historias que se han quedado grabadas aquí, para siempre!.

Los días seguirían pasando, las historias llegarían solas y yo las iba escribiendo en piedra… para que luego mujeres maravillosas como @AndreSamaniego_ (#ruraleando en EcotelTV), @dane_gallardo (#ruraleando en Global Voices), @mariapazza (#ruraleando en El Comercio), crean que #ruraleando debería también escribirse en piedra.

Las reuniones con el Ministerio del Interior y con el Ministerio de Salud me enseñaron que siempre es posible llegar más lejos, si es que en lugar de solamente quejarse, se propone nuevas ideas y se cree tanto en ellas que se insiste lo suficiente como para que algún día te escuchen.

Ahora #ruraleando ya no es solamente mío, sino de aquellos que creen que se puede mejorar la salud pública de este país, de aquellos que saben que es posible, de aquellos que no esperan a que se haga, sino que lo hacen… por eso la necesidad de mostrarles #ruraleando para los nuevos médicos rurales.

Entre los momentos más tristes de este año, pues la abuelita Sara cumplió noventa y cinco años en enero y tres meses después, decidió irse con mi abuelo Segundo… mientras que en septiembre un día después de la cirugía de papá, el abuelito Miguel también decidió irse… y así perdí a mis dos últimos abuelos.

Cuánto he crecido en este año… en lo profesional puedo decir que los seis años en la universidad, no me enseñaron tanto a ser médico como este año, en el que la vida de los pacientes que han llegado hasta mi Patatús me han dado lecciones de ser médico y de ser persona.

No he sentido tanta felicidad NUNCA! Hoy miro atrás, veo el camino recorrido, hago aquello que Jobs decía «unir los puntos hacia atrás», entonces veo que todo me ha traído hasta aquí, los dolores inmensos, aquel diciembre hace años, en el que hasta respirar me dolía… hasta eso me ha traído aquí… para poder decir ESTOY VIVA Y HE HECHO REALIDAD MIS SUEÑOS.

Hoy tengo más sueños para el año que viene y talvez para los siguientes años, si se cumplen será por la inmensa bondad que Dios tiene conmigo. Por el apoyo de mis padres y hermanos que siempre caminan conmigo y que me regalan tanta alegría… y si no se cumplieran, será porque hay otros que esperan que los encuentre.

GRACIAS infinitas a quienes han creído que todo esto es posible, tanto que hasta hay un #ruraleando libro!.

… y a quien camina conmigo SIEMPRE, enseñándome a pescar y ayudándome a crecer… a volar «alto, cada vez más alto».

¡QUÉ GRAN AÑO HEMOS VIVIDO!

«La colina de la vida»

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