Archivo para medicina

Día 346 (12-01-2014) pasan los días

Desayuno familiar con la familia Gómez-Moreno… para luego venir a casa, abrigarme y seguir vagando.

Pienso en los días que vienen, mañana empiezo mi última semana laboral como médico rural… siento tristeza y alegría… pero también incertidumbre… porque no sé qué pasará luego, cuando este año concluya, cuando me detenga en un momento y diga… y ahora? cuál es el camino a seguir?.

Pero, no me preocupo tanto, porque sé que uno va por donde hay que hacer camino y hay algo que aprender y hay mucho por dar y recibir… así… que solamente doy los pasos justos, para seguir en pie y llegando a la meta.

Día 344 (10-01-2014) La despedida con Don Mariano

Esta semana, fue mi última semana haciendo labor extramural, así que hoy, Mayra y yo nos dividimos el trabajo, yo iba a Tilipulo a hacerle la curación a Don Mariano y ella a Zumbalica a entregar el tratamiento de tuberculosis para nuestro paciente.

Durante estos días subo al bus y me mantengo despierta… lo hago porque no quiero perderme nada, porque recuerdo momentos, instantes, experiencias… y las repaso durante el trayecto del bus.

Hoy no fue la excepción, así que mientras iba en el bus hasta Tilipulo, iba recordando todo lo que ha sucedido durante este año… que se me ha ido como agua entre los dedos.

Sin duda Don Mariano ha sido gran parte de esta historia, más que nada porque nos conocimos desde el inicio de mi año rural y porque juntos hemos vivido las subidas y bajadas de su herida que ha sido uno de mis «retos de la rural».

Hoy fui a curar esa herida, que mejora diariamente… pero hoy decidí quedarme un poco más de tiempo y conversar, porque después de todo, no sé cuándo vuelva a verlo… Mientras lo hacíamos llegó la esposa, que actualmente trabaja por los dos, porque Mariano aún no puede moverse… conversamos y cuenta que la situación es dura, que le quieren pagar 3 dólares para que trabaje como agricultora, dentro de mi pensaba, tres dólares? eso con las justas les alcanza para los pasajes de ida y regreso…

Esa es la realidad de aquellos que trabajan en el campo, que no pudieron estudiar y cuya única oportunidad es la agricultura… y sin embargo ahí también encuentran trabas y abusos. Me despedí de Mariano deseándole lo mejor, diciéndole que su herida se encuentra cada vez mejor y que si todo sigue así, muy pronto podrá moverse y trabajar…

Mientras salía, la esposa de Mariano me dice «yo también me voy por arriba», así que me sequé las lágrimas y seguimos juntas por el camino, me iba contando de su hija mayor y de la sobrina que vive con ella porque la madre se la ha dejado desde niña y cuando se la quiso quitar, la niña se escapaba para volver donde ellos… luego de los trámites legales, la niña se ha quedado con Mariano y ella.

Nos detuvimos, había un costal lleno de algo, entonces me dice «ayúdeme a levantar para cargar», así que acepto… ese costal pesaba tanto, que entre las dos nos costó cargarlo, luego se da la vuelta, me pide que se lo coloque en la espalda, porque tenía que llevarlo a casa… con las justas logré hacerlo, se lo ajustó con una tela ancha… y se lo llevó.

Tuve que esperar un poco para retomar el aliento, porque sentí un puñal atravesado en el alma… QUE DIFÍCIL es la vida en el campo, que agotador es el trabajo… por eso cuando llegan al subcentro les duele tanto la espalda, las rodillas, los huesos… la vida!.

Volví llorando, imaginando los días que vendrán, mientras yo sigo mi vida, buscando nuevos rumbos, nuevas heridas por curar… ellos seguirán ahí, luchando ante la adversidad, ante la pobreza, llevando cargas como las de ese costal, como las que les pone encima la vida… y así seguirá la vida.

Y por otro lado lloro, porque no sé si los vuelva a ver, porque no sé si el destino me permita volver… encontrarlos… porque siento que he dejado un pedacito de mi vida con ellos, en Tilipulo… entre árboles de capulí y polvo.

Me despido de ellos recordando la primera vez que vi a Mariano y escribi:

La realidad de Mariano, es la realidad de la vida rural… te das cuenta lo que le rodea a Mariano? Basura, polvo, moscas, tierra… Ahí es donde el médico se juega todo para que a pesar de todas esas adversidades las cosas salgan bien!!!

… y definitivamente han salido bien las cosas, por eso ahora puedo decir que ha valido la pena casi un año de curaciones, para ver que poco a poco como en la misma vida, por más tiempo que pase, las heridas siempre empiezan a cerrarse.

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Día 343 (09-01-2014) conocí mi sitio favorito!

Hoy el día ha pasado con mucha calma… He entregado algunos pendientes del subcentro, por otro lado sigo acumulando información para hacer los informes finales de mi medicatura rural.

Mientras entregaba informes, pues algunos compañeros administrativos del área, me ofrecieron un vaso con té y un pan… para el frío… que maravilloso es sentirse querido por aquellas personas con las que trabajas… excepto la jefa, obviamente!

Cada día que pasa, es uno menos para terminar esta etapa… y la nostalgia llega para ser mi compañera, después de todo… gran parte de mi vida se queda aquí…

Y a días de irme de Latacunga, recién conozco un sitio donde me siento a gusto, «el gringo y la gorda»… podría pasar horas aquí tomando un café, leyendo un libro o conversando con los dueños… que hoy pensaron que soy de la costa, pero les costó mucho creerme que soy de Loxa. Volveré a ese sitio… seré clienta por estos días… se siente cómodo… se siente como familiar.

Disfruto cada momento aquí… porque nunca se sabe si uno volverá…

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Día 342 (08-01-2014) «esa es una altanera…»

Nunca he sido de las que se calla, no a menos que la razón la tenga la otra persona… no a menos que haya una lección que aprendo mientras alguien más me la muestra… y me la muestra con respeto.

Así he pasado mi vida… y es verdad, he tenido problemas por no callarme… pero a pesar de cualquier castigo que me haya ganado por hacer respetar la persona que soy… he sentido orgullo, porque no he dejado que nadie me falte el respeto, con las consecuencias que eso signifique.

Si eso es ser altanera… lo soy… lo soy y con ORGULLO! porque prefiero decir las cosas de frente, prefiero que me digan que soy la médico rural que odia su rural porque solamente se queja (ya me pasó antes), que digan que soy exigente… prefiero eso a bajar la cabeza y sentarme a contar los días que faltan para terminar el año rural.

Porque eso es lo que pasa usualmente en la rural o en el internado… la mayoría se callan porque tienen miedo, porque no quieren problemas, porque callarse es más cómodo.

Recuerdo que en el internado, si tenía la oportunidad de compartir las horas con externos, les decía «si les dicen vagos o irresponsables… lo más probable es que lo sean… pero JAMÁS dejen que les falten el respeto y se vayan en contra de la persona que son, no lo permitan nunca».

Hoy me enteré que según la jefa, soy una altanera, y que desea que ya me vaya. Escuchar eso, es como si te metieran un puñete en el abdomen, te paralizaran el diafragma y no puedas respirar. Cuesta mucho asimilar eso… después de todo lo construido, después de 341 días haciendo de mi rural una gran oportunidad y una gran historia.

Altanera porque no me dejo gritar de ella o faltar el respeto cuando camina por los pasillos quitándoles la paz a todos? o porque le refuto cuando dice que Patután es tierra de nadie o porque cuando llegó al subcentro y nos dijo que ni los baños del mercado están tan sucios como los nuestros… puede ser…

Pero… ¿así se califica ahora a quienes trabajamos por la salud pública de este país?, porque también se nos califica por el número de informes y de pacientes atendidos… y por los reportes mensuales del biométrico.

Lloré lo suficiente esta tarde después de enterarme de eso… lloré de enojo o de desconsuelo… qué se yo! pero lloré, lloré por los que vienen detrás mío, con la ilusión de hacer algo en su rural… y que de repente se encuentren con gritos, acosos, comentarios… ¿qué será de esa ilusión? ¿qué será de ellos?…

Inspirar miedo no es lo mismo que inspirar respeto… así que si no logras lo segundo, cómo aspiras a que tu equipo de trabajo genere buenos resultados, si lo único que esperan es que sean las cuatro treinta de la tarde para salir corriendo y dejar de sentir la poca paz que tienen a su alrededor… recuperar las energías y volver al siguiente día a lo mismo de siempre.

Qué triste! qué decepcionante trabajar así… y no sufro por mi, porque me falta una semana para salir, sufro por los que se quedan o por los que vienen…

Y a pesar del dolor y la tristeza… siento orgullo! orgullo de ser la altanera que le rompe los esquemas, que le muestra que no todo está bien… la altanera que escribe #ruraleando intentando cambiar una realidad de varios años atrás… mientras ella escribe memos para todos.

Día 341 (07-01-2014) mi primer año como médico

Tantos años soñando con ser médico… y hoy es el primero que cumplo como doctora.

Siento una felicidad! tanta ilusión por los días que vendrán! de verdad que festejo más este año cumplido que cuando cumplí 29 años de vida.

Me cuesta no imaginar lo que vendrá, las metas que me he establecido ya como médico, pienso en el posgrado, en estudiar, en entrar a Médicos Sin Fronteras… en seguir escalando, en hacer los sueños realidad…

Soy doctora! y soy FELIZ!!! Y dentro de esa felicidad, he podido festejar este día, Don Andrés y Anita me brindaron una copa de piña colada para celebrar este día tan importante para mi.

Hoy he empezado oficialmente mi trabajo haciendo informes de fin de rural. Recoger datos estadísticos, informes previos… empezar a escribir.

Al final de la jornada, ya sin pacientes empezamos a conversar con Paola, que es nueva en la medicatura rural… ella había escuchado mi intervención en el sorteo de plazas rurales, cuando hablé sobre ruraleando.

¿Cómo va ese #ruraleando? me preguntó… y empecé a hablar con la misma pasión que hablo con todos sobre este año vivido, sobre este blog… sobre lo aprendido, lo logrado.

Poco a poco empezamos a compartir experiencias, que ya no solamente eran de la rural sino del internado, de cosas que pasen pero que nadie se entera, porque no las decimos, porque nos callamos… así concluimos que no deberíamos callarnos… y en realidad creo que #ruraleando es un producto de ese NO silencio. Siento tanta ilusión que los nuevos médicos rurales empezaran a escribir sobre aquellas historias que viven que tendrían que denunciarse, como por ejemplo aquella colega que cuenta que sus jefes le han dicho que si quiere irse a congresos, tiene que sacar esos días como cargo vacaciones, cuando en realidad en nuestro contrato está establecido nuestro derecho a capacitación en dos congresos de 3 días cada uno o un congreso de 6 días. Pero, si nadie reclama eso… cómo es posible que los duros del ministerio de enteren?

Hemos hablado de mi salida, así que hasta han propuesto hacer una fiesta de despedida para Amparito y para mí… que somos las que concluimos la rural. Creo que será una gran oportunidad, para seguir compartiendo… así sea por los pocos días que nos quedan juntas.

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