Archivo para marzo 2013

Día 43 (15-03-2013) DOCTOR!

Sin palabras!!! Uno de los días más esperados de mi vida! Mi incorporación como médico!

La nostalgia de la ausencia de mi abuelo, la ocurrencia de usar en lugar de vestido, una camiseta… Y las lágrimas mientras me entregan el título y canto el «Himno de Loja»

El resto… En fotos!

20130315-224130.jpg

20130315-224143.jpg

20130315-224201.jpg

20130315-224227.jpg

20130315-224240.jpg

20130315-224253.jpg

Día 42 (14-03-2013) La empatía y el respeto

Un joven entra al consultorio nervioso, intranquilo y solo… Le pido que se siente y me cuente el motivo de su consulta. Así empezó todo, todo lo que hasta esta noche me da vueltas en la mente con respecto a una realidad que existe y que se intenta tapar por todos los medios posibles.

Mi paciente es homosexual y la primera vez que tuvo relaciones sexuales con otro hombre fue con un «señor viejo» (lo hizo por dinero) y luego con su «novio».

Para llegar a saber esto… Tuve que mirarlo fijamente a los ojos y en medio de su nerviosismo hacerle saber que soy su médico y necesito saber la verdad para poder ayudarlo. El tiempo seguía pasando y los 15 minutos que te pide el ministerio que dediques a cada paciente, pues con este chico me habían simplemente llevado a saber que algo le preocupa y que tiene que ver con su conducta sexual.

Tantas cosas se me pasaban por la mente, ninguna para juzgarlo sino para conocer eso que lleva escondiendo y que a el lo hace tan feliz y que otros… Simplemente no entenderían.

Le dije «talvez tienes preguntas que crees que yo podría responderte?» y entonces hablamos de infecciones de transmisión sexual, cybersex, su miedo por lo que le dirán cuando un día decida salir de esta cárcel que lo encierra, de lo difícil que es explicarle a su hermana menor (14 años) el por qué «es raro».

Para cuando llegó el momento de examinarlo, la vergüenza hizo de nuevo su acto de presencia, entonces volví a decirle que soy medico y que necesitaba examinarlo para saber lo que deberíamos hacer.

Creo que media hora nos dedicamos juntos, el a descargar su peso y yo a conocerme en un aspecto diferente de mi vida, en una realidad distinta.

Hoy recordé mis clases con el Dr. Joseph McDermott (uno de los mejores maestros de mi vida) cuando nos daba infecciones de transmisión sexual nos decía «no eres juez, eres médico! No asumas, pregunta!» y de hecho nos decía «qué te importa a tí con quien lo hace? Tu haz tu trabajo!»

Antes de salir de mi consultorio le dije «cuando vayas al hospital, te harán las mismas preguntas, vas a tener que decirles lo que me has dicho a mi… Y si te empiezan a juzgar, si se niegan a atenderte, si te hacen sentir mal… Porque sabes que puede pasar… DENÚNCIALOS! Porque nadie en la vida puede juzgar la persona que eres!». Me miró, sonrió y se fue.

He pensado en el todo el día… No solamente por la carga que lleva encima, sino que hoy me enseñó mucho más que un caso clínico… Hoy me enseñó más de esta vida, de este mundo… Hoy me enseñó respeto, empatía… Vida!

Lo respeto! Porque vive una vida mientras empuja su propia «piedra de Sísifo», porque tiene alegrías y penas, porque también llora en las noches, porque tiene sueños como ser ingeniero comercial, porque sabe que no será padre, porque mientras todos o casi todos pueden gritar su amor al mundo… El lo susurra detrás de muros…

Aquí «mujer contra mujer» de José María Cano cantada por Ana Torroja y Martha Sánchez… Aplica!

(Gracias a Santiago García @SantiagoAGarcia por la corrección)

Nada tienen de especial
dos mujeres que se dan la mano
el matiz viene después
cuando lo hacen por debajo del mantel.

Luego a solas sin nada que perder
tras las manos va el resto de la piel
un amor por ocultar
y aunque en cueros no hay donde esconderlo
lo disfrazan de amistad
cuando sale a pasear por la ciudad.

Una opina que aquello no está bien
la otra opina que qué se le va a hacer
y lo que opinen los demás está demás.

Quien detiene palomas al vuelo
volando a ras del suelo
mujer contra mujer.

No estoy yo por la labor
de tirarles la primera piedra
si equivoco la ocasión
y las hallo labio a labio en el salón
ni siquiera me atrevería a toser
si no gusto ya sé lo que hay que hacer
que con mis piedras hacen ellas su pared.

Quien detiene palomas al vuelo
volando a ras de suelo

Día 41 (13-03-2013) Entre la bilis y la alegría

Desde que salí del subcentro hoy en la tarde vine imaginando el post que escribiría esta noche y todo porque me mataba la ira a un punto de que me dolía la cabeza y me daban ganas de vomitar. Pero horas después y con la panza que me sigue doliendo como que las aguas se han calmado, no es que no sienta enojo, pero talvez no hay la misma intensidad de la que había como a las cinco de la tarde.

He tenido un día agotador y no tanto por el dolor de panza que me acompaña tres días, ni por la cantidad de pacientes que he tenido que atender, sino por la actitud de gente que se supone que es mi equipo de trabajo y hace todo menos ser eso «equipo». La cereza del pastel es que hoy, me quedé en el subcentro hasta cerrarlo porque la licenciada decidió irse porque ya eran más de las cuatro y media y yo seguía atendiendo a pacientes; así que me entregó unas copias de las llaves del subcentro y me dijo «hasta mañana!» y yo consumida en enojo, inhalé amor y exhalé paz y le dije «¿se va?» porque de verdad pensé que sería una broma y me respondió «sí, porque ya son más de las cuatro y media y yo bla bla bla BLA!» así que mejor dejé que se vaya porque aún tenía un enano hecho pedazos en la consulta y él como todos mis pacientes, me necesitan serena y con todo mi potencial para ayudarlos.

Y a pesar de que hoy el balance se va a la parte del enojo, voy a descubrir dos grandes momentos del día:

el primero se llama «y tú queyes chique?» y se ve así

20130313-235602.jpg

una enana que llegó para que la atienda y me ofrecía su chicle todo lleno de saliva y sus manos llena de saliva, dulce, chicle y centro líquido.

Y el segundo y para orgullo y placer mío se llama «Apendicitis Aguda» y para este voy a hacer un relato más largo.

Eran como las diez de la mañana, entran al consultorio una señora, un niño sobre su espalda y una adolescente. Saludamos, les pregunté en qué las puedo ayudar entonces Liseth empieza: Doctora hace dos noches me tomé un yogurth en mi casa, para la mañana me sentía mal, dolor de barriga, ganas de vomitar, no tengo ganas de comer… Todo aparentaba ser la clásica infección intestinal; le pedí que por favor se recueste para examinarla, entonces estaba deshidratada, al examinar su abdomen había ruidos, de repente empiezo a palpar su barriguita y ZAS dolor en fosa ilíaca derecha… entonces empieza el brainstorming y claro vuelvo a preguntar «¿el dolor empezó en la boca del estómago?, ¿luego se localizó aquí?, ¿molestias al orinar?, ¿fecha de la última menstruación?» las respuestas me llevaban a sospechar en una apendicitis, pero el cuadro no era muy claro, osea si todos los casos fueran tal como los muestran los libros, todo sería MUY MAGNÍFICO, pero… Les expliqué mis sospechas y les dije: vamos a esperar y observar, mientras tanto van a ir a Centro de Salud y vamos a hacerle pruebas de sangre (le pedí exámenes pensando ya en que sería una apendicitis, por lo tanto hice Biometría Hemática, pruebas renales, tiempos de coagulación), les dije que el tiempo que se demoren será el tiempo en el que volveríamos a valorar a Liseth… A las cuatro de la tarde, primero llega la mamá de Liseth y me dice: Doctorita! ya le traigo los resultados! y yo tomo las hojas y antes de leerlas, las despegaba con la ilusión de que no me haya equivocado y ¡BINGO! ¡leucocitosis con neutrofilia! le pregunto a la señora «¿dónde está Liseth?» y me dice ahorita viene, mientras Liseth entra me doy cuenta que su forma de caminar es distinta, cuando movía su pierna derecha se notaba dolor y malestar… entonces dije para mi… ESTO ES UNA APENDICITIS!!! la volví a examinar y claro! el dolor estaba localizado, había signos de apendicitis. Y les expliqué que tenían que ir al hospital de Latacunga a emergencias y bueno Liseth entró en angustia y llanto, me di el tiempo de explicarle todo y hacerle bromas, incluso decirle que a mi me encanta la cirugía y que si ella estaba muy nerviosa mejor me deje sacarle a mí el apéndice pero sin anestesia porque no tengo… y bueno ahí nos reímos mucho tiempo, creo que se fue más tranquila después de eso.

A pesar de que estoy FELIZ por haber hecho mi diagnóstico, me siento orgullosa, orgullosa porque en la rural las cosas son distintas y comodidades no hay muchas, así que sirves y sobrevives con lo que tienes tanto en conocimientos como en recursos. Hoy no tenía ni laboratorio para saber si había inflamación, mucho menos el famoso eco con rastreo de fosa ilíaca derecha y ni pensar en una tomografía… Hoy era la Niche, sus conocimientos y sus conocimientos… ¡no more!

Y como diría mi querido y siempre recordado «Cirujano Maravilla», creo que «le atiné» jajaja y eso hace mi día menos feo y enojón, de hecho ya ni siento tanto enojo porque hay cosas en la vida tan pero tan pequeñas pero si que hacen que todo valga la pena

 

Día 40 (12-03-2013) Eso de sentirse robot a veces

El malestar fue el mejor despertador hoy, la panza duele hasta esta ahora, aunque no me puedo quejar, por lo menos me ha permitido mantener algo de alimento dentro. Y claro, el tratamiento en estos casos es el mismo que intento siempre explicarle a mis pacientes para que no se automediquen antibióticos ni antiespasmódicos… HIDRATACIÓN! así que en eso me pasé el día, en eso y entre las labores cotidianas.

Las primeras horas de la mañana las iba a dedicar al tamizaje visual que tan urgentemente nos piden y que a última hora nos informan. Entonces empieza la aventura, cuando tienes una fila de pacientes que esperan desde las cinco de la mañana para que les des un turno y cuando les dices «hoy la atención va a empezar desde las diez de la mañana porque iré a la escuela a ver a los niños; por lo tanto los turnos también serán menos» ya la cosa se pone seria. Los turnos se terminaron y una señora gritó «¿y si se muere el paciente?» chuta no es por nada pero a ratos creo que en los bolsillos encuentro algo de paciencia. Las emergencias siempre se cubren SIEMPRE, pero hay cosas que tus pacientes no entienden, talvez nunca lo hagan. Le dije a la señora que disculpe y subí a mi consultorio a recoger mis cosas, de repente escucho afuera a la misma señora diciendo «es que la gente se muere, a nadie le importa!» y un poco de cosas más, cuando salí del consultorio estaba enojada, la miré y le dije «¿cuál es su nombre? me responde «Gladys» entonces Gladys recibió una hermosa y muy educada charla de cortas palabras con respecto al respeto y el orden en el Subcentro. Otra vez para orgullo de mis padres, no perdí las buenas costumbres ni la educación.

Llegar a la escuela y que los niños empiecen a gritar «NOOOOOOO!!! ya vienen las vacunas!!!» es realmente épico jajaja, me acuerdo y me muero de risa. Ya cuando no te ven ni con el termo ni torundas ni nada, saben que no hay vacunas; fui haciendo el tamizaje mientras observaba lo que una escuela fiscal es… a pesar de la tristeza que puede ocasionarte esa realidad, ese ambiente, ese mundo… miras la esperanza en los ojos de cada niño que aprende ahí.

A las diez treinta ya estuve en el subcentro atendiendo a pacientes y ZAS! que llega la inspección de la Dirección de Salud, revisan historias, si las hojas están llenas, si falta algo, si esta todo en orden… y mientras ellos pasan viendo tus errores, tu sigues viendo a tus pacientes. A ratos mientras hago a la velocidad de un rayo la atención, las recetas, los formularios pienso en lo triste que es no poder dedicarle el tiempo que merecen a mis pacientes, se siente fatal, me siento un robot, insensible, una máquina de llenar papeles y dar medicamentos… por lo menos intento hacerles bromas mientras hago el papeleo! eso nos ayuda en algo, a mis pacientes y a mí.

Todos los días aprendo algo, todos los días!!! inmagínense lo que he aprendido en estos 40 días! se pasa rápido el tiempo no?

Pero no todos los días una niña patea mi mano mientras toco la panza de su madre…!!! no todos los días sientes el milagro de la vida… tan… pero tan cerca!

pancita

Día 39 (11-03-2013) De médico a paciente y cuando digo paciente me refiero a paciencia

Cada semana epidemiológica empieza los martes, eso quiere decir que hasta el lunes entregas una hoja que se denomina «EPI 1 – EPI 2». Eso hice hoy, entregar la hoja en la Dirección Provincial de Salud de Cotopaxi, luego de esto y de solicitar una matriz de tamizaje visual, fui a Patután para ver a mis pacientes.

Los lunes siempre son pesados porque hay mucha gente que ha estado enferma el fin de semana y que no ha podido ir al médico, así que cuando llega el lunes, van temprano al subcentro a ganar un turno.

Cuando llegué la licenciada ya había preparado a algunos pacientes, así que me senté a trabajar. Mientras iba a buscar más carpetas de mis pacientes, la licenciada me dice que hay dos niñas de la escuela cuya profesora las ha enviado para ser atendidas, así que las miro y bueno casi 7 años de estudio te dan hasta cierto punto algo de ojo clínico, estas dos niñas no se veían enfermas, igual les pregunto ¿qué tienen enanas? y me dicen estamos con gripe, les pregunto ¿desde cuándo? y me responden desde el viernes… entonces OK eso no es una emergencia, es una gripe que lleva 3 días, puede ser atendida al siguiente día con un turno… entonces eso mismo les expliqué y les pedí que si es posible vengan con uno de sus padres para que me ayuden firmando recetas o lo que se necesite, las nenas se fueron y yo seguí con lo mío. Luego de varios pacientes, de hecho, mientras salía uno de ellos, alguien entra como ráfaga a mi consultorio acompañada de otra niña, y empieza a gritarme «cómo es posible que no atienda a dos niñas que yo le envío!» entonces con la paciencia que me sorprende pero ya enojada le respondí «a ver, buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?» la puerta del consultorio estaba abierta y los pacientes veían todo.  La profesora empieza a gritar de nuevo y me dice «los padres de estas niñas trabajan y usted en primer lugar ni las atiende y luego quiere que vengan», así que la Doctora Niche hizo uso de su autoridad como jefa del subcentro y le dije todo aquello que día a día pasa en ese sitio: pacientes a las cinco de la mañana haciendo cola por un turno, emergencias que si se atienden sin turnos, la impaciencia de la gente… Entonces la miro y le digo «por ejemplo la nena con la que acaba de llegar, solamente con verla se que está enferma… no es necesario que me lo diga… !ella es una emergencia!» y luego le dije que ya que ella es quien trae o envía a las niñas, que por favor se quede sacando la historia de la nena que SÍ IBA A ATENDER y que necesitaba que me ayude firmando las recetas. No es por nada pero el hígado se me clonó en minutos!  Por cosas como estas extraño que la gente sepa el significado de «empatía». A la final atendí a Nelly que era la niña que estaba enferma y la profe gritona se fue…

El resto del día, pues completamente cansado y para colmo la doctora que cura mocos y diarreas, para las seis de la tarde era víctima de una de esas enfermedades. Con las justas llegué al hotel… y sin ánimos de nada pues me he pasado recordando aquellas cosas que pasan desapercibidas por la vida de uno… hasta que obviamente te faltan, por ejemplo la comodidad de salir de tu cuarto hasta la cocina para hacerte una simple agua aromática, hasta aquel momento en el que vas donde papá y mamá y les pides que te compren algo en la farmacia. Pero todo es distinto cuando andas hecha la independiente.

Así que el día se termina con el hígado ya en el puesto pero con la panza toda revoltosa, malestar general, cefalea y un proyecto de tamizaje visual para mañana.

Pero la alegría del día me la ha dado mi hermano @JoseFerC porque me acaba de decir que ha finalizado su maestría!!! y ha pasado la materia que hace un tiempo nos puso a sufrir a varios!!! es un ¡durazo! y yo ¡lo admiro mucho! creo que el lo sabe, pero siempre que puedo se lo digo.

A %d blogueros les gusta esto: