Día 297 (24-11-2013) una selpiente no se puede comel un elefante polque no le entla en la boca

Amanecer acompañada de los amigos, mientras el cumpleañero ya descansa… escuchando Charly García, riendo, disfrutando… para luego volver a casa, sin más ebriedad que aquella que te regala la alegría de la amistad.

Dormir unas horas, despertar con el sonido de la voz de aquel niño que ha llegado a tu vida a regalarte la dicha de volver a encontrar inocencia… Reír, hablar con mi ñaño Juan Carlos, mi cuñis Andre… para luego quedarnos Sebas y yo bailando en la cocina, cantando, hasta que llegó ese hermoso momento en el que pude leerle la primera hoja de «El Principito», entonces empiezan las preguntas: «pelo una selpiente no se puede comel un elefante polque no le entla en la boca»…

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Se me derrama la nostalgia por los ojos, no sé si por la tristeza que me da irme o por todo lo que ha pasado en este día…

Pero nunca he sido de las que se deja vencer por la tristeza, porque siempre he inclinado la balanza a aquellas alegrías que hacen que todo tenga sentido.

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