Día 161 (11-07-2013) Emilia

Todos los días están llenos de carpetas, donde hay hojas, en las que escribes palabras, que describen la historia de tu paciente, por medio de la cual llegas a un diagnóstico, que también escribes, para luego escribir la indicación médica en otras hojas que son parte de un recetario, con formato especial… a la final lo escribes todo…

Y hoy… hoy escribir ha hecho mi día! y no por el trabajo de escritorio que tengo todos los días y que usualmente hace que dos esferos se terminen al mes… o que me causa enojo y a veces cansancio… NO! hoy fue diferente… y todo gracias a Emilia!

Emilia y yo nos conocimos hace meses, cuando fue a buscarme para que vaya a casa de su tío, Don Avelino, que estaba un poco enfermo… Sin embargo Emilia llegó hoy para su control por «presión alta y el dolor de las piernas», no siente mayor molestia… Así que mientras yo escribía todo lo que estoy acostumbrada a escribir, conversábamos de todo un poco… Luego llegó el momento… el momento que es parte de mi rutina, cuando les pido que firmen o pongan huella digital en las recetas. así que les digo «me puede ayudar firmando o poniendo huellita en la receta?» porque no muchos aprendieron a leer y escribir…

Emilia estaba sentada y me dice «huellita», así que yo empecé a alistar la almohadilla… luego me mira, saca un papel diminuto y me dice «este es mi nombre, recién estoy aprendiendo», a mí se me ilumina el rostro viendo sus letras todas torcidas e irregulares… entonces le digo, escribamos su nombre en las recetas, hagamos la tarea de hoy… así que empezamos… tenía que escribir en cuatro hojas su nombre… Emilia tomó el esfero y empezó a escribir la historia de mi día, con trazos irregulares pero llenos de esperanza… esa esperanza que viene con letras, a pulso… esa esperanza que te regala el leer y escribir… Juntas lo logramos! yo tomaba su pequeño papel y se lo mostraba mientras ella lo replicaba poniendo sus letras en las recetas… «un palito con un puntito» así se refería a la letra «i»… escribió su nombre y apellido en las cuatro hojas, le pregunto si puede y desea escribir su número de cédula… y me dice muy contenta y segura «eso si puedo!»… así que… ahí estábamos, Emilia y yo… entre letras… mientras yo recordaba mis inicios en la escritura… pero yo tenía cinco años, Emilia tiene 69 y se decidió a aprender y de esa forma ser libre!

Emilia ha hecho mi día! lo ha llenado de alegría y esperanza… me ha sacudido el alma, me ha enseñado a valorar cada instante, cada momento, cada paso dado en esta vida…

Emilia es mi alegría y mi lección de hoy! por su vida, por sus letras, por su sonrisa, por su ilusión! por ser ella y llegar a mi!

emilia

6 comentarios

  1. María Paz Mejía dice:

    Pensé que Emilia era una niña. Increible :’)

  2. Patricio Abad dice:

    Excelente historia la de hoy. Es increíble la manera como haces especiales las cosas ordinarias, es tu forma de ver la vida la que transforma todo a tu alrededor. A cuantos pudo pasarles algo similar y no paso de ser una experiencia molesta. Tienes una gran sensibilidad y un gran estilo para escribir. Me hiciste recordar mis tiempos de alfabetizador cuando estaba en el colegio y la sencillez de las personas a las que enseñábamos, que gran lección de vida.

    Saludos

    • niches13 dice:

      Patricio, fuiste alfabetizador? me imagino las tremendas alegrías que hayas vivido!!! yo con Emilia sentí tanta felicidad!

  3. […] después iría a casa de Don Avelino con su sobrina Emilia, para chequearlo de su presión y cualquier molestia que tiene, porque tiene 89 años y no puede […]

  4. […] me encontré a Emilia que andaba toda concentrada en la lección que con las justas […]

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