La Salud Pública como aprender a escribir

¿Recuerdan la primera vez que empezaron a trazar líneas para aprender a escribir?. Siempre había una mano ayudándonos a sostener el lápiz, a recordar la forma de las letras. ¡Qué feas nos salían al inicio!. Pero poco a poco todo tomaba forma hasta que un día nuestra mano empieza a escribir y escribir bien.

Hace una semana empecé un recorrido por los puestos, subcentros y centros de salud de una provincia del país. El objetivo de esa semana intensa de trabajo era acompañar al personal que trabaja en cada una de las unidades operativas. Acompañar es tan diferente a supervisar y creo que esa es una de las partes en la que estamos fallando como Ministerio de Salud.

No hay nada que me guste más que conocer a las personas que día a día hacen cosas que nos permiten cumplir objetivos grandes. Ese trabajo silencioso desde cualquier rincón refundido del país, ese trabajo es el que nos falta valorar.

Cuando escribía #ruraleando una de mis quejas más frecuentes era la carga laboral y el poco interés por parte de los jefes para con el personal que trabajaba en cumplir sus peticiones. Durante esta semana he visto el mismo problema con los médicos y enfermeras de otros lugares.

Desde el inicio del viaje yo sentí la necesidad de verme como esa mano que ayuda a trazar líneas. Eso quiere decir que mi mano tendría que acoplarse a la mano y comodidad de la otra persona, de escuchar lo que pasa, de saber lo que se puede hacer, de saber hasta qué punto usar mi mano para ayudar al otro a que comprenda el trazo. Pero lo más importante de todo era mostrarle a la otra persona las razones fundamentales por las que escribir es tan importante.

Necesitaba hacer algo que no hicieron conmigo y que estoy segura que tampoco lo hacen con muchas personas, mostrar respeto.

Recordar los pasos dados para llegar donde estoy me permite entrar a las unidades operativas con una sonrisa y un saludo tan simple como «buenos días». Es inevitable sentir la tensión de la gente cuando llega alguien que representa una «autoridad».

Había mucho por revisar y establecer, pero no iba a caer en algo que refuté durante mi año de rural. No iba a llegar a dar órdenes y decir «quiero que hagan esto y me lo entreguen para ayer». Tenía que buscar una forma en la que ese trabajo se vea tan importante para la gente como lo es para mi.

Dos horas y media sentada en cada unidad operativa, hablando con las personas, riendo, contando experiencias, respondiendo preguntas, explicando las razones por las que realizamos cierto tipo de trabajo. Relacionando cada nuevo instrumento de datos con los objetivos y con cada programa. Me sorprendía al ver los rostros de las personas con las que hablaba. Era como si sintieran que alguien por fin les hablaba con respeto y explicaba las cosas con calma.

Cincuenta y cuatro unidades operativas visitadas por cuatro equipos, en cinco días. El objetivo: acompañar. La meta: hablar el mismo idioma en salud. Los recursos: respeto, empatía y matrices estandarizadas (en ese orden).

Soy nueva en esto pero siento tanta esperanza que las cosas pueden cambiar. La clave del éxito (creo yo) es inspirar a conseguir objetivos y convencer a las personas que su trabajo y sacrificio por más pequeño que se vea, es lo que nos permite llegar a la meta.

Creo que el camino es largo, pero como decía Steve Jobs «a lot of times, people don’t know what they want until you show it to them» (Muchas veces la gente no sabe lo que quiere hasta que se lo muestras).

Hemos dado el primer paso. El resto será similar al cuidado que necesita un árbol después de ser sembrado.

 

2 comentarios

  1. Que lindo es relacionarse con la gente, muy lindas tus experiencias, mucha suerte y adelante querida niche, estoy segura que la paga a tu trabajo sera mejor que tu sueldo. Se muy feliz.!

    • Es verdad Myriam! Todos los días gano experiencias maravillosas y vivo historias que valen más que el sueldo. Un abrazo fuerte y mucha energía para cada paso que des.

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