Trabajar en el ministerio de la muerte

Hace unos meses nos convertimos en eso, en un hashtag que pretendía resumir lo que somos y lo que hacemos.

Mientras eso sucedía, en el equipo nos preguntábamos: ¿acaso no le hemos quitado el dolor al menos a una persona?, ¿no existe algún niño que nació prematuro que hoy está en los brazos de sus padres creciendo y llevando una vida normal?, ¿no hemos salvado ni una sola vida?

Ayer, 7 de octubre de 2019, mientras la mayoría de personas «evacuaba» la Plataforma Gubernamental de Desarrollo Social, hubo un grupo que se quedó, se quedó hasta que el día acabe. Mientras los escasos policías que quedaban rodeaban el edificio, nuestro equipo trabajaba.

Hoy les hablaré de los equipos que se quedan cuando todos se han ido. Los que aguantan hasta el final.

«Salud siempre corre del lado contrario al que corre el resto de gente» hablábamos hace meses con mi jefe grande después de un tiroteo en la puerta de emergencia de un hospital. Si nosotros nos vamos, ¿quién hará nuestro trabajo?

Ayer, mientras la movilización de indígenas avanzaba al sur de Quito, los equipos de las direcciones nacionales de primer nivel, hospitales, atención prehospitalaria, centros especializados, discapacidades y el proyecto de discapacidades, se quedaron hasta el final del día. Nos dijeron a todos que primero salvaguardemos nuestra integridad y que si eso significaba irnos, pidamos permiso cargo vacaciones, de los 15 que ahora tenemos, pensaba yo, indignada.

¿Vale la pena quedarse? es la pregunta.

De regreso a casa todo fue una aventura. Nunca sentí tanto miedo en mi vida. Le falta calle, dirán algunos. Correr, solamente correr y acercarme a casa. Gente gritando, palos, piedras, gases, motos, el «trucu trucu», que solamente había visto en noticias, pasaba haciendo su conteo regresivo y acelerando a toda velocidad.

Reporte de nuestros equipos en territorio: establecimientos cerrados por las protestas, profesionales que no llegaron a sus lugares de trabajo y apoyaron en otros, ambulancias y paramédicos agredidos, personas muertas porque los equipos no pudieron pasar. Y ahí, al pie del cañón porque salud no para nunca, porque corremos al lugar del que todos huyen.

Hoy, mis compañeros se levantaron de nuevo y aunque no nos han «autorizado» hacer base en centros de salud cercanos a nuestros domicilios a menos que sea por cargo vacaciones, llegaron a la Plataforma Gubernamental de Quitumbe para desde ahí apoyar a los equipos que se están partiendo en todo el país. El regreso es tan incierto como los días previos. Más de uno podría ser notificado de su salida en estos días, por los recortes de personal, pero ahí están, jugándosela entera por aquello que nos mueve y nos inspira.

Ojalá nos cuidaran.

Va por ustedes, compañeros del día a día. Va por ustedes que hacen que no entremos en un hashtag.

 

3 comentarios

  1. Faltaron mas direcciones como la dirección nacional de Articulación de la Red Pública y Complementaria de la Salud. Hemos trabajado todos los días y hoy alnregresar pedía regresar con vida vi cosas y escuché la violencia y sentí el verdadero miedo. Entre largas caminatas, manifestantes humo de las llantas, gritos trepar a camiones y camionetas. Bien dicho q retiren ese hashtag q vulnera el trabajo comprometido y la vocación de servicio con la que trabajamos aquellos q sin ser profesionales de la salud como en ni caso nos hemos enamorado de esta rama y siendo Administrativos lo famos todo complementando el gran equipo del MSP. Gracias por tu publicación.

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